A veces es difícil ver el valor de nuestro trabajo. Damos mucho por sentado. Atrapados en la rutina, mucha gente se olvida de dar importancia a lo que hace, mientras otros luchan por encontrar un empleo remunerado.
El trabajo digno es un derecho del ser humano. Su negación es una de las mayores injusticias que se pueden cometer.
Paz y bien.
“Rogad al Señor que mande trabajadores a su mies” (san Mateo 9, 32-38).