Oriente Medio ha sido el epicentro del conflicto geopolítico mundial durante más de un siglo. Las tensiones históricas de la región, agravadas por las luchas políticas modernas, han afectado profundamente su tejido socioeconómico. En este ensayo, examino la interacción entre el conflicto, el desarrollo comunitario, el estancamiento económico y la desintegración social en el Medio Oriente, proporcionando un análisis académico en profundidad que rastrea las causas históricas, presenta los desafíos modernos y propone estrategias futuras para la estabilización. Este análisis se basa en estadísticas, datos históricos y acontecimientos recientes para proporcionar una comprensión integral de cómo las guerras, la inestabilidad política y el declive económico han obstaculizado el desarrollo en la región, y cómo la diplomacia, la gobernanza y las organizaciones no gubernamentales (ONG) pueden contribuir a una posible recuperación.
Raíces históricas e impulsores de conflictos
Los conflictos en Oriente Medio se remontan al desmantelamiento del Imperio Otomano después de la Primera Guerra Mundial y a las fronteras arbitrarias impuestas por las potencias coloniales europeas en virtud del Acuerdo Sykes-Picot (1916). Estas fronteras artificiales ignoraron las distinciones étnicas, religiosas y tribales, creando líneas divisorias que más tarde estallarían en disturbios civiles. El establecimiento de Israel en 1948, después del fin del Mandato Británico, intensificó las hostilidades, particularmente entre los colonos judíos y las poblaciones árabes, lo que llevó a varias guerras, incluidas las guerras árabe-israelíes de 1948, 1956 y 1967. Esto último resultó en la ocupación de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, territorios que siguen siendo profundamente disputados en la actualidad.
Los conflictos modernos en Oriente Medio, como la guerra Irán-Irak (1980-1988), la guerra del Golfo (1990-1991), la invasión estadounidense de Irak (2003) la guerra civil siria y el escenario bélico con Irán, han sido impulsados por una combinación de sectarismo, competencia por los recursos (especialmente el petróleo) y la participación estratégica de potencias mundiales como Estados Unidos, Rusia e Irán. La ocupación estadounidense de Irak, en particular, desestabilizó la región, lo que llevó a la aparición de grupos extremistas como Al-Qaeda y, más tarde, ISIS, lo que exacerbó aún más las divisiones internas.
Impacto social y económico de los conflictos
Estancamiento económico
El Oriente Medio, a pesar de sus vastos recursos naturales, en particular el petróleo, sufre de marcadas desigualdades económicas y estancamiento. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB combinado de los países afectados por conflictos en la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA) disminuyó un 30% entre 2010 y 2023. Países como Siria, Yemen y Libia han experimentado reducciones significativas en el crecimiento del PIB debido a guerras civiles prolongadas. Por ejemplo, el PIB de Siria se contrajo más del 70% entre 2011 y 2020, borrando décadas de progreso económico.
Las tasas de desempleo en las zonas de conflicto son asombrosas. En Yemen, donde la guerra civil se ha desatado desde 2015, la tasa de desempleo superó el 32% en 2023, y el desempleo juvenil alcanzó casi el 50%. En Siria, la destrucción de la industria y la agricultura ha llevado el desempleo a más del 55%, y en los territorios palestinos, la tasa de desempleo se sitúa en el 25%, exacerbada por las restricciones comerciales y de movimiento impuestas por Israel. Gaza, en particular, tiene una de las tasas de desempleo más altas del mundo, con más del 45% en 2024.
La inestabilidad regional también ha afectado a la inversión extranjera directa (IED), que ha experimentado una fuerte disminución en los países asolados por conflictos. El Banco Mundial informó que Yemen y Siria prácticamente no recibieron IED en los últimos cinco años, lo que agravó aún más su aislamiento económico. Las naciones ricas en petróleo, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, han estado en gran medida aisladas de los impactos económicos directos del conflicto, pero incluso ellas han enfrentado desafíos como la disminución de los precios del petróleo y las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19.
La desintegración social y el colapso de las instituciones
El conflicto en el Oriente Medio no sólo ha causado destrucción física inmediata, sino también daños a largo plazo en las estructuras sociales e institucionales. Los sistemas educativos han sido de los más afectados, con millones de niños sin escolarizar debido a la destrucción de instalaciones, el desplazamiento o el miedo a la violencia. En Siria, más de 2,4 millones de niños seguían sin escolarizar en 2023, y en Yemen, aproximadamente 2 millones de niños se ven igualmente privados del acceso a la educación. Esta falta de educación amenaza con crear una «generación perdida» con pocas esperanzas de movilidad económica en el futuro, perpetuando ciclos de pobreza y conflicto.
El colapso de los sistemas de salud en los países devastados por la guerra profundiza aún más las crisis sociales. En Yemen, menos del 50% de los centros de salud están en pleno funcionamiento, lo que provoca brotes de enfermedades prevenibles como el cólera. En Siria, los hospitales han sido atacados deliberadamente tanto por el gobierno como por las fuerzas rebeldes, lo que ha reducido gravemente el acceso de la población a la atención médica. Estas condiciones contribuyen a las ya bajas tasas de esperanza de vida y altas tasas de mortalidad infantil de la región. Por ejemplo, la esperanza de vida en Yemen cayó de 66 años en 2014 a 58 años en 2023, un claro indicador de los estragos que el conflicto ha tenido en el desarrollo humano.
El papel de la política, la diplomacia y los actores externos
Las intervenciones políticas y diplomáticas en el Oriente Medio a menudo han exacerbado los conflictos en lugar de resolverlos. Los intereses estratégicos de potencias mundiales como Estados Unidos y Rusia, combinados con las ambiciones regionales de Irán, Turquía y Arabia Saudita, han dado lugar a guerras de poder y a la militarización de las divisiones sectarias. Por ejemplo, en Siria, el apoyo ruso al régimen de Bashar al-Assad ha envalentonado a las fuerzas gubernamentales, prolongando el conflicto y socavando los esfuerzos internacionales de paz. Mientras tanto, la rivalidad entre Irán y Arabia Saudita se ha manifestado en el conflicto de Yemen, con ambas potencias respaldando a bandos opuestos en una brutal guerra civil.
La diplomacia a menudo se ha visto obstaculizada por intereses contrapuestos entre los actores internacionales. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha tenido dificultades para mediar de manera efectiva, especialmente en Siria y Yemen, debido a la intransigencia de las partes interesadas clave y sus patrocinadores. Sin embargo, los esfuerzos diplomáticos regionales han tenido cierto éxito. Por ejemplo, en 2023, Qatar negoció un alto el fuego entre Hamás e Israel, aliviando temporalmente las tensiones en Gaza.
En los territorios palestinos, los Acuerdos de Oslo (1993-1995) establecieron el marco para una posible paz, pero finalmente fracasaron debido al incumplimiento y la creciente desconfianza entre los líderes israelíes y palestinos. El actual bloqueo de Gaza y los asentamientos israelíes en Cisjordania han socavado los esfuerzos hacia una solución de dos Estados. Según el Banco Mundial, la economía palestina se ha estancado, con un crecimiento limitado por las restricciones impuestas por Israel que limitan el comercio y la inversión.
El papel de los gobiernos locales y las ONG
En las regiones afectadas por conflictos, los gobiernos locales a menudo se han visto abrumados por la guerra o son vistos como cómplices de la violencia en curso, como es el caso de Siria, donde el régimen de Assad ha sido acusado de crímenes de guerra. Los gobiernos de Irak y Yemen han luchado contra la corrupción, la ineficacia de la administración y las luchas internas entre facciones, lo que les ha impedido atender las necesidades de sus poblaciones. En muchos casos, las ONG han intervenido para llenar el vacío dejado por instituciones estatales débiles o ausentes.
Las ONG internacionales y locales han desempeñado un papel crucial en la mitigación de los peores impactos de los conflictos mediante la prestación de ayuda humanitaria, educación y atención médica. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Médicos Sin Fronteras (MSF) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) son algunas de las organizaciones que trabajan en Siria, Yemen y los territorios palestinos. Sin embargo, las ONG se enfrentan a importantes desafíos, como el acceso limitado a las zonas de conflicto, la financiación insuficiente y la presión política tanto de los gobiernos locales como de los actores extranjeros. Por ejemplo, en Yemen, las ONG se han visto obligadas a navegar en un entorno complejo y peligroso en el que tanto los rebeldes hutíes como las fuerzas gubernamentales imponen restricciones a la distribución de ayuda.
Recomendaciones para el desarrollo futuro
El camino hacia el desarrollo sostenible en el Oriente Medio debe abordar tanto los efectos inmediatos del conflicto como los problemas estructurales a largo plazo que alimentan la inestabilidad. Es necesaria una combinación de estrategias diplomáticas, políticas y económicas para reconstruir las comunidades y promover la cohesión social.
- Fortalecimiento de las iniciativas diplomáticas:
Los esfuerzos diplomáticos deben centrarse en procesos de paz inclusivos que involucren a todas las partes interesadas pertinentes, incluidas las potencias regionales como Irán y Arabia Saudita. La comunidad internacional también debe apoyar las iniciativas de base que fomenten el diálogo entre los diferentes grupos étnicos y religiosos, lo que podría ayudar a sentar las bases de la reconciliación a largo plazo. Los mediadores internos, tal como los utiliza el PNUD en varios Estados árabes, han sido eficaces a nivel local para resolver controversias y podrían ampliarse para abordar conflictos de mayor envergadura. - Reconstrucción económica e inversión:
Las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el FMI deben dar prioridad a la reconstrucción de la infraestructura y al apoyo a la diversificación económica en los países afectados por conflictos. Es esencial contar con políticas económicas específicas que creen empleo, en particular para los jóvenes, y promuevan la igualdad de género. Además, los esfuerzos por mejorar el clima empresarial, como la reducción de la corrupción y la mejora de la gobernanza, son fundamentales para atraer inversiones extranjeras. - Empoderamiento de las ONG y de la sociedad civil:
Las ONG deben seguir desempeñando un papel clave en la prestación de servicios esenciales, pero necesitan un mayor acceso a las zonas de conflicto y una mejor coordinación con los gobiernos locales. La comunidad internacional debe aumentar la financiación de las organizaciones no gubernamentales y apoyar las iniciativas de fomento de la capacidad que permitan a las organizaciones locales de la sociedad civil funcionar eficazmente. - Abordar las reformas políticas y de gobernanza:
Para la estabilidad a largo plazo, son esenciales las reformas políticas que promuevan la gobernanza inclusiva y el estado de derecho. Esto incluye esfuerzos para fortalecer las instituciones estatales, reducir la corrupción y garantizar que el poder político se comparta de manera equitativa entre los grupos étnicos y religiosos. En Irak y Líbano, por ejemplo, los sistemas políticos que dividen el poder en líneas sectarias han alimentado la corrupción y debilitado al Estado, lo que requiere un cambio hacia modelos de gobernanza más inclusivos.
Los conflictos de Oriente Medio han causado una devastación generalizada, socavando el desarrollo comunitario, el crecimiento económico y la cohesión social. Para avanzar, la región requiere un enfoque coordinado que combine la diplomacia, la reconstrucción económica y las iniciativas de consolidación de la paz de base. El fortalecimiento de los gobiernos locales y el empoderamiento de la sociedad civil serán cruciales para reconstruir comunidades resilientes que puedan enfrentar los desafíos futuros. El Oriente Medio sólo podrá abordar las causas profundas de la inestabilidad lograr la paz y el desarrollo sostenibles.
Referencia
Banco Mundial, «Informe sobre el desarrollo mundial 2011: conflicto, seguridad y desarrollo» (Banco Mundial, 2011).
ORF Online, «La creciente inestabilidad en la región nubla el futuro de Oriente Medio», Observer Research Foundation, junio de 2023.
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Banco Mundial, «Yemen Economic Update», mayo de 2024.
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Fondo Monetario Internacional, «El conflicto en Oriente Medio amenaza con remodelar las economías de la región», Blog del FMI, diciembre de 2023.
Wilson Center, «Explicación: Raíces y realidades de 10 conflictos en Oriente Medio», Wilson Center, 2024.
ACNUR, «Explicación de la crisis de los refugiados en Siria», ACNUR, 2023.
PNUD, «En todos los Estados Árabes, mediadores internos», PNUD, 2023.
Kabbani, Nader, «Informe sobre desarrollo económico de Oriente Medio y Oriente Medio y el Norte de África», Consejo de Asuntos Mundiales de Oriente Medio, junio de 2023.
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